Venezuela está recibiendo las consecuencias de su pecado colectivo, o sea así como cada persona es responsable individualmente de su conducta delante de Dios y de sus prójimos; de esta misma manera, como pueblo o nación, existe una responsabilidad colectiva que Dios ha cedido a cada país en el mundo. Al quebrantar los principios de Dios «unidos» como nación, podemos llamarle el pecado colectivo de Venezuela.

Aunque las naciones no respeten a Dios de la Biblia, ÉL como creador absoluto, ha dado autoridad y responsabilidad a quienes gobiernan pero también a los pobladores. Venezuela no es una excepción, el comportamiento anti-Dios se acumuló durante décadas, empeorando cada vez más, hasta la elección de un asesino como Presidente y del apoyo de parte de la Iglesia de Dios al sistema de gobierno por «regalos» (dinero, puestos públicos, casas, etc.), a pesar de las violaciones constantes a los derechos humanos (desapariciones, asesinatos, corrupción, violaciones, estafas) muchos cristianos obviaron los principios básicos de cuidado y protección a los más necesitados, de la predicación de Dios contra el ateísmo (en forma de comunismo y chavismo), de la práctica de la moralidad y ética haciéndose cómplices silentes.




Hoy una nación en miseria, en pobreza, con hambre, peligrosa, inmoral, pervertida, idólatra, es reflejo del corazón de la mayoría. Las calles demuestran «qué hay en el corazón de la nación». 

En resumen, Venezuela ha deshonrado a Dios y hecho alianzas flagrantes con el enemigo del Creador:  

  1. Haber elegido a un asesino sedicioso, que en 1992 cegó la vida de cientos de venezolanos, sólo por el hambre de poder. Pudiéramos equiparar «la elección de Barrabás» – un sedicioso y asesino –  (Marcos 15) en lugar de buscar a alguien que reflejara los principios de Dios.
  2. Haber participado, avalado, una gran parte de la nación se hizo cómplice de las expropiaciones y las invasiones (que son robos, cual vulgares rateros y ladrones). Esta conducta (incluso de «cristianos») se compara con la fabricación del Becerro de Oro (Éxodo), la complicidad para pecar y además justificarse.
  3. Cómplices y copartícipes de la idolatría y hechicería con crecimiento de más de 5000% los primero años del chavismo, donde se levantaron altares santeros en todas las instituciones públicas. Podemos comparar esta situación con Israel cuando se entregaron a copiar lo que el rey Acab y su esposa Jezabel, que pervirtieron la justicia y la fe del pueblo (1 Reyes). El propio pueblo cristiano (muchos de los «líderes») se quedó callado cuando el partido de gobierno endiosó a su líder, comparándolo con Dios Creador, como si les importara más «ser aceptados por la gente» que glorificar a Dios enseñando la correcta doctrina de Dios.
  4. Cómplices de haber armado y levantado asesinos en «los Colectivos», distribuidores de drogas, secuestradores, estafadores. El brazo armado del chavismo. La población entera fue atemorizada por estas hordas salvajes. Las armas que debieron servir para proteger a la nación de posibles situaciones internacionales, fueron utilizadas contra la población; peor aún, muchos justificaron los asesinatos y las maldades hechas por estos grupos. La población asumió la misma actitud que los judíos que aprobaron los holocaustos de sus hijos delante de dioses paganos.
  5. La indolencia de la mayoría de venezolanos que durante años fueron llamados «ni-ni». No les interesaban los pobres, los huérfanos, los ancianos… Añadiendo a esto, la parte de la Iglesia Cristiana que sólo decretaban riqueza financiera, pero que no evangelizaban ni hicieron trabajo social, mucho menos practican santidad; o sea, desobedeciendo el mandato de Dios, de servir a los más débiles y necesitados y de buscar Su verdadera presencia en verdadera adoración. 
  6. Por último: menos del 30% de la población ha buscado a Dios, o sea el 70% de la población busca a Dios como un amuleto, para que «les resuelva el problema», pero en su interior no les interesa que Dios sea su Dios, su Sustento, Su Padre… solo lo quieren como «proveedor»… Dentro de este 70% están los que odian a sus familiares, ofenden a sus padres, son infieles, buscan enriquecerse explotando a los pobres, practican perversión sexual, adictos a las drogas y al alcohol; son corruptos que pagan y reciben sobornos (pequeños y grandes)… Muchos van a iglesias, pero no conocen a Dios; creen que con solo dar limosna, o persignarse, o prender velas, o llamarse católicos, evangélicos, «espirituales», mormones, testigos, es suficiente; pero sus corazones están lejos de buscar a Dios, de vivir en honra al Creador, en Santidad, en Servicio a los necesitados… incluso algunos que dicen llamarse servidores de Dios roban a los feligreses con falsas doctrinas, prometiendo grandeza y riqueza…




El pecado colectivo de Venezuela es la unión de diversas perversiones colectivas. El desconocimiento de esto no excusa al culpable. Venezuela NO ESTÁ en promoción como falsos cristianos hacen ver. Venezuela está en juicio de Dios, y se requiere que los venezolanos entiendan esta situación y dejen de pedirle a Dios un milagro cuando no les interesa Dios; lo que se pretende es salir de la locura y desesperación para seguir «haciendo lo malo» (lo descrito en el punto 6.) tranquilamente.

Hay un punto que, tal vez, es el peor de todos: hemos dañado sistemáticamente a niños, convirtiéndolos en neuróticos, temerosos de la vida, desestabilizados emocionalmente, desnutridos, violentos, confundidos… Que son y serán los jóvenes, generación de relevo… ¿Qué tipo de relevo hemos gestado?

Requerimos darnos cuenta de esta situación, es necesario que la nación entera entienda que es un problema de todos, que somos parte del problema, tal vez en la misma magnitud que los gobernantes diabólicos que han gobernado… Obviar a Dios es el peor de las actitudes que, como nación, hemos asumido. Sin arrepentimiento no hay perdón de pecados, no hay restauración proveniente de Dios. Es así: si el pueblo decide vivir al margen de Dios, entonces Dios no actuará a favor de ese pueblo.

¿Tendrá solución? Dios la tiene… ¿Hoy descubriste tu corazón delante de Dios? ¿Entiendes que tus pecados te perjudican, y que tus pecados conjuntos con el resto de la nación perjudican al país?

© Contenido elaborado por Engelbert González 2016.




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