No es tu Esfuerzo
“Si el SEÑOR no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el SEÑOR no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.” Salmos 127:1 NVI
No es tu esfuerzo dicen muchos cristianos, entonces ¿para qué esforzarnos? Para cumplir con responsabilidad lo que Dios nos ha llamado a hacer, para ser diligentes. Dios no dice que no nos esforcemos, es un error esta afirmación.
Realmente Dios nos llama a reflexionar para que ÉL sea el principio de todo lo que hacemos, para que sea ÉL quien edifique nuestra familia, nuestro negocio o nuestro ministerio. Debemos esforzarnos diariamente a tener una vida centrada en Dios, entregada a la búsqueda de Su presencia. Todo lo que vayamos a hacer primero ponerlo delante del Rey para que bendiga y dirija nuestros pasos. Recordar que ÉL es quien aprueba lo que hacemos y quien da sentido a nuestras vidas.
¿Lo que estás haciendo involucra a Dios o lo haces por tu propia cuenta?
SEÑOR por años me he esforzado inadecuadamente dejándote afuera de todo lo que hago. Creyendo que “mi esfuerzo” era lo que me daba resultado. Perdóname por el orgullo de creerme autosuficiente, perdóname porque no he dependido de ti. Necesito conocerte más íntimamente y reconocer mi incapacidad sin ti. Gracias porque me has llamado y me bendecirás, te pido que dirijas cada aspecto de mi vida, quiero esforzarme sabiendo que eres Tú quien edifica cada sueño de mi corazón.
*Devocional escrito por Engelbert González. Tomado del 08/08/2008. Reeditado 2019.